Parecería estar preguntando este Boyero negro que cantaba un poco mas arriba de la mesa que estábamos ocupando para almorzar; silencio absoluto, cantos de aves por doquier que se interrumpían cuando arreciaba un poco el viento norte y arrastraba consigo el calor del mediodía.
Como nos deleitó unos minutos con su canto se ganó un trozo de pan al que se lo llevó hacia el monte para compartirlo con alguien mas dejándonos en compañía de un Suirirí real, Cardenales y carpinteros.
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