Traté de no pisar nada que haga ruido para no asustarlo y el sigilo sirvió ya que estuve a su costado sin que el aguilucho note mi presencia.

La mosquitada era infernal, por momentos tenía los brazos cubiertos de mosquitos que se entretenían de lo lindo aprovechando que no me movía, me aguanté tranquilo para no espantar al aguilucho así que terminé a los 10 minutos con lindos recuerdos de estos sedientos insectos en mis brazos y cuello.
Sin hacer nada de ruido lo único que alertó al aguilucho de mi presencia fue el ruido del diafragma de la Nikon, dio vuelta su cabeza para investigar un poco y esta fue la segunda toma que pude lograr en el mismo posadero.

Una vez que me vió abandonó el árbol y por apurado no alcancé a cambiar la velocidad de obturación para fotografiarlo en vuelo cuando se cambió de árbol, este es el resultado.

Opté por seguirlo a pié unos 100 metros mas hasta el siguiente árbol para poder lograr otras tomas ya que no todos los días se tiene la oportunidad de estar frente a frente con esta magnífica rapaz.

Cuando veo que había dejado el auto abierto a unos 150 metros me di por conforme con las fotos que obtuve y regresé rodeado de mosquitos para seguir recorriendo este camino unas horas mas.
En el silencio del campo y antes de arrancar mi auto lo único que se escuchaba entre el canto de las Urracas era el zumbido de la mosquitada que tenía de acompañante adentro del auto, por suerte había llevado repelente así que al menos pude manejar el tiempo restante de la mañana sin mosquitos.
Gracias amigo por dejar tu comentario.
ResponderEliminarTambién me dedico a la fotografía aeronáutica =)
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