No transcurre mas de un minuto desde el momento en el que Luis desconecta la alarma de su casa en Rincón Ombú chico hasta que comienzan a aparecer las primeras urracas por el comedero, ellas parecen saber de que la comida está pronta a servirse y algunas nos miran desde los árboles mientras descargamos el auto; otras un poco mas confiadas o quizás mas hambrientas se acercan a escasos metros de distancia permaneciendo cerca nuestro en todo momento. Resulta notable como se acostumbran a una rutina determinada y a nuestra presencia cerca de ellas.
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