Para seguir con el tema que presenté en la entrada anterior en la que mostré al Halcón peregrino, el día de hoy voy a tratar de describir con algunas palabras e imágenes lo que fue para nosotros nuestra primera salida de cetrería.
Dije anteriormente que fue una salida inolvidable ya que para nosotros era la primera vez que participábamos de una actividad como esta; gracias a la invitación hecha por Mariano Mayol en el mes de Diciembre del año pasado quién nos comentó al respecto, pudimos conocer a Enrique Resende, criador de halcones acá en la Ciudad de Posadas y a Mehuén, el Halcón peregrino raza gris de 2 años de edad quién fue el protagonista indiscutible de esta tarde.
Tuvimos que esperar hasta el invierno ya que según nos comentó Enrique solo hace volar al Halcón en días de temperaturas no muy cálidas para evitar que el animal se estrese y sufra por las altas temperaturas.
Esta actividad fué declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 16 de noviembre de 2010 por la UNESCO en una candidatura multinacional de Arabia Saudita, Bélgica, República Checa, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, España, Francia, Marruecos, Mongolia, Qatar y Siria.
La cetrería es el arte de cazar con aves rapaces, especialmente con halcones, azores y otras aves de presa para la captura de especies de volatería o de tierra. Biológicamente se trata de una simbiosis (entre hombre y animal) en que ambas especies se benefician. Uno de sus mayores expertos mundiales, Félix Rodríguez de la Fuente, la definió como "la primera vez en que el hombre no sometió al animal al yugo y al látigo". El humano captura, liga el ave al propio hombre por reflejos condicionados, y entrena al ave en la caza y en la fidelidad. Su pájaro captura aves-presa y cuadrúpedos generalmente pequeños o medianos (conejos, liebres). La cetrería fue una práctica muy extendida en la Edad Media, ligada a la nobleza y a los potentados. Acabó decayendo por el progreso de las armas de fuego y la mayor vistosidad y festividad que se podía ofrecer con las partidas de caza mayor, especialmente montería.
Con respecto a la fidelidad, y al vínculo existente entre el animal y el dueño, confieso que me quedé con la boca abierta observando como el halcón estando a mas de 300 metros de altura sobre nuestras cabezas respondía a la voz de mando de su amo e iniciaba el ataque hacia su presa, producto de años de entrenamiento ( en este caso mas de un año y medio ).
Una vez que llegamos al lugar, seguimos las indicaciones de Enrique, quién nos pidió que permanezcamos dentro de la camioneta hasta que el halcón esté en vuelo para poder bajarnos del vehículo, una vez que el halcón ubicó la posición de su dueño volando y halconeando sobre nuestra vertical era asombroso ver como orbitaba arriba nuestro siguiendo nuestros movimientos.
Nosotros caminando buscábamos una presa para el halcón.
Los dos filamentos que sobresalen de la espalda del halcón son antenas de un equipo transmisor de radiofrecuencia que sirve para localizar al ave en el caso de que se aleje mucho de su dueño, en un momento de la tarde Enrique nos contó que en una oportunidad tuvo que ir a buscarlo a mas de 10 kilómetros de distancia porque el halcón fue espantado por unos Caranchos oportunistas que se abalanzaron sobre el para robarle la presa.
Con respecto a la cacería en sí, yo no soy partidario de nignún tipo de caza, pero luego de ver como se maneja esta actividad puedo decir que esta es la técnica de caza mas amigable con la naturaleza; tiene sus detractores, pero no está en mi emitir alguna opinión al respecto, ya que me indigna mucho mas cruzarme en caminos rurales con gente que haciendo caso omiso a las prohibiciones de cazar se muestran con sus armas de fuego y sus presas, en esta salida el Halcón capturó solo un Inambú, así que saquen la cuenta cuantas de de estas aves matan dos o tres cazadores con escopetas, la cetrería es un método selectivo con las presas cinegéticas, no contaminante y respetuoso con el medio ambiente.
Volviendo al tema de esta salida, luego de que Mariano hizo volar un Inambú que estaba escondido en el pastizal, Enrique gritó 3 o 4 veces para que el halcón se lance en picada, todo fue en cuestión de 1 segundo. realmente impresiona ver la velocidad que se alcanza en el trayecto de la picada, luego del golpe del halcón sobre la presa, la cual en el primer ataque volvió a esconderse entre el pastizal, fue necesaria otro nuevo ataque del halcón para que atrape a la presa.
Todo duró no mas de 30 segundos, y al finalizar el segundo ataque vimos como actuaba el halcón una ves que estaba en el suelo con su presa.
Mientras tanto escuchábamos atentamente todo lo que nos contaba Enrique como para tener el material para esta entrada.
Podrán ver en las siguientes fotos como el Halcón se posa sobre su presa con el objeto de ocultarla de sus depredadores de mayor tamaño, antes dije Caranchos, aunque también está el Halcón plomizo, y los Aguiluchos.
En la segunda foto la mano que se observa es la de Enrique, quién está verificando que el inambú esté muerto, puede sonar tétrico pero en este momento deja que el halcón se alimente de la cabeza de la presa y una vez que finalizó el halcón va al guante y en el cambio se reemplaza el inambú por una paloma de tamaño pequeño.
Estas fotos son la secuencia de la primera toma de esta entrada y se puede apreciar que el dueño del ave está desmenuzando con su otra mano la carne de la paloma para evitar que el halcón ingiera algún hueso.
Para ir cerrando esta entrada le hacemos llegar nuestro Agradecimiento a Mariano Mayol por habernos invitado y a Enrique Resende por dejarnos participar de una tarde en el campo registrando para el blog esta salida de cetrería.
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