

Eso fue lo máximo que logré acercarme para el primer registro fotográfico de la mañana y para suerte nuestra cuando estábamos preparando un mate en la cabaña principal listos a retornar hacia Posadas los escuché nuevamente y para el segundo avistaje de la mañana se posaron mucho mas cerca en uno de los árboles cercanos.

A pesar de que están acostumbrados a ver gente en el lugar son bastante ariscos y desconfiados y cuando se percatan de nuestra presencia o de nuestros intentos de acercarnos abandonan el lugar a los gritos.
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