El capuchino Iberá es una especie de tráupido del género Sporophila. Esta pequeña ave granívora se distribuye en humedales del centro de América del Sur.
Su condición de especie plena ya fue publicada, si bien para septiembre de 2014 se encontraba en prensa su descripción taxonómica formal, por parte del doctor en Ciencias Biológicas Adrián Santiago Di Giacomo y Bernabé Lopez Lanús, quienes han practicado un riguroso estudio mediante el cual se pudo establecer que se trataba de una especie distinta a los restantes capuchinos, la cual permanece aún innominada.
Descripción
El macho presenta una corona plomiza, un notorio collar café oscuro (teñido de rufo en algunos ejemplares) que rodea a la cabeza, desde la nuca (donde es angosto o se desdibuja en algunos ejemplares) hasta la garganta (donde se ensancha y es más destacado) llegando a la mitad inferior del pico y de los ojos, los cuales tienen un fino anillo periocular. El pecho y el abdomen son ocráceos, pudiendo presentar algunas plumas teñidas de canela o blanco. El corto y grueso pico y los ojos son negros, mientras que las patas son negruzcas. Las alas son negras ribeteadas de gris-ocráceo, con un sector blanco en la región interior media de las remeras primarias. El dorso y la rabadilla son gris-ocráceos, más ocre en el sector nucal que bordea el collar oscuro. La cola es grisácea a negruzca. Como ocurre con la mayoría de las especies del género, esta también presenta dimorfismo sexual, siendo colorido el plumaje en el macho y apagado en el caso de la hembra.
Si bien posee una coloración característica, claramente separable de otros congéneres, su canto es diagnóstico, con pecualiaridades que no se repiten en ninguna de las restantes especies del género.
Se ha demostrado que los taxones integrantes del grupo de los capuchinos divergieron rápida y recientemente, por lo que las señales acústicas representan una función clave en transmitir la identidad de cada especie, información que es vital para reducir la hibridación intragenérica, riesgo latente ante lo aún cercano del evento que generó su explosiva radiación y la simpatricidad de sus territorios reproductivos. De esta manera, un rasgo que es en parte culturalmente heredado como es el canto ayuda a mantener el aislamiento reproductivo entre especies que habitan en ambientes muy próximos, solo separadas por sutiles barreras ecológicas y no físicas.
El día en el que se obtuvieron estas fotografías el amigo Seko Pradier a pesar de varios intentos de grabar la vocalización de este Capuchino no pudo obtener buenos resultados debido al viento que soplaba y al comportamiento desconfiado de estas aves que no nos permitió en ningún momento acortar distancias para mejorar resultados.
Distribución y hábitat
Esta especie es un endemismo reproductivo del nordeste de la Argentina, específicamente de la provincia de Corrientes, en el sector norte de la región mesopotámica de ese país. Fue registrada en la región de los esteros del Iberá (cuenca del río Paraná vía río Corriente) y en bañados situados al oriente de la misma, especialmente en los formados por el valle de inundación de la cuenca del río Aguapey (curso fluvial de la cuenca hidrográfica del río Uruguay), con registros en algunos departamentos del nordeste correntino: Santo Tomé, San Martín e General Alvear e Ituzaingó.
Al llegar el otoño austral la especie desaparece, por lo que se sospecha que, al igual que ocurre con las demás especies del género que viven en la zona, migraría hacia el norte, invernando en la zona centro-norte de Sudamérica, en el centro del Brasil, este de Bolivia y tal vez el norte del Paraguay, regresando a Corrientes en la primavera, para volver a reproducirse.
Este capuchino en el verano habita y se reproduce únicamente en altas sabanas inundables de paja colorada (Andropogon lateralis) de más de un metro de altura, carentes de pastoreo del ganado. El hábitat que utiliza al invernar es desconocido.
Conservación
Las principales amenazas para esta especie son el sobrepastoreo de su hábitat reproductivo, el uso generalizado del fuego, el drenaje de los humedales donde habita, el reemplazo total de su ambiente por pasturas exóticas o forestaciones comerciales y eventualmente la captura como ave de jaula.
La categorización de esta la especie propuesta por los investigadores que la han estudiado es de “vulnerable”, especialmente en razón de que la misma depende del mantenimiento de las condiciones prístinas de su específico hábitat para poder reproducirse exitosamente.
Esta especie es estudiada en el sitio piloto: Campos del Río Aguapey, bajo el marco del proyecto “Pastizales y Sabanas del Cono Sur de Sudamérica: iniciativas para su conservación en Argentina” el cual es co ejecutado por las ONGs ambientalistas Aves Argentinas y la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), siendo financiado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento o BIRD (del Banco Mundial) entidad que acciona las directrices del Fondo del Medio Ambiente Mundial (GEF); contando además con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Administración de Parques Nacionales (APN) de la Argentina, encuadrada la asociación en la denominada “Alianza del Pastizal”.
Esta especie comparte los pastizales, pajonales y esteros de la cuenca media y superior del río Aguapey con un conjunto completo de aves globalmente amenazadas o casi amenazadas: el capuchino pecho blanco (S. palustris), el capuchino corona gris (S. cinnamomea), el capuchino garganta café (S. ruficollis), el capuchino canela (S. hypoxantha), el capuchino castaño (S. hypochroma), la cachirla dorada (Anthus nattereri), la monjita dominicana (Xolmis dominicanus), el tordo amarillo (Xanthopsar flavus), el cachilo de antifaz (Coryphaspiza melanotis), el coludo chico (Emberizoides ypiranganus), el coludo grande (Emberizoides herbicola), el pecho amarillo grande (Pseudoleistes guirahuro), el yetapá grande (Gubernetes yetapa), el yetapá chico (Alectrurus tricolor), el yetapá de collar (Alectrurus risora), etc.; además de mamíferos emblemáticos que han desaparecido de bastas regiones, como el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus leucogaster) y el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), por lo que la protección que se le pueda brindar beneficiará al mismo tiempo a numerosas especies amenazadas.
Actualmente la fisonomía del pastizal se encuentra amenazada debido a la proliferación de forestaciones de Pinos y Eucaliptus, en algunos lugares los otrora"pastizales" desaparecieron por completo, y muchas especies de aves al no poder sobrevivir en un ambiente dominado densamente por árboles se extinguen localmente en las tierras ocupadas por esos grandes bloques de bosques artificiales de decenas de miles de hectáreas cada uno. No solo esas poblaciones son afectadas, ya que con la sistematización del drenaje y la consiguiente alteración del régimen de permanencia del agua en el sustrato de los lotes forestados también se perjudica a los pastizales remanentes de los lotes contiguos, ya sea por aceleramiento o por entorpecimiento de sus drenajes. Todo ello determina la disminución efectiva del hábitat disponible para la especie, y su fragmentación en manchones discontinuos.
Es menester alcanzar una correcta planificación territorial estratégica del uso de la tierra para mantener de manera sustentable una explotación racional sin comprometer la supervivencia de esta y las otras especies amenazadas que en los malezales habitan.
El comercio ilegal como ave de jaula ha puesto a varias especies del mismo género en alguna de las categorías de amenaza, si bien aún no se tienen registros de que esté afectando a este taxón.
Todo el texto utilizado en la presentación de esta nueva especie se extrajo de Wikipedia, al final el link correspondiente.
El Grupo en los pastizales de Cambyretá fotografiando al capuchino iberá.
Mapa de distribución en Argentina
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