Habiendo terminado de descargar nuestro equipaje en la posada me dispuse a salir al patio con la cámara para ver que podía fotografiar mientras el resto de los amigos acomodaban sus cosas en la habitación; cuando miro hacia la izquierda del patio veo que Javier me ganó de mano y ya estaba instalado cerca del comedor donde la dueña del lugar había terminado de limpiar los manteles arrojando las migas de pan al piso. Hice dos pasos y observo como el boyero de las fotografías se acercó a Javier posándose a menos de 3 metros de distancia pudiendo lograr el amigo estos espectaculares acercamientos con este llamativo ictérido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario