Un pequeño Piojito gris como en este caso, con sus movimientos audaces y esquivos constituye un desafío inmenso para el que intenta registrarlo en una fotografía, al mismo tiempo luego de acecharlo con una cámara, una satisfacción llena de gozo al intruso que se anima a mojarse un poco los pies en la búsqueda de una buena toma de este habitante del bañado.


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