Días pasados fuimos con Roberto a recorrer las reducciones Jesuíticas de Santa Ana, debido al frío que hacía poco fue lo que se pudo observar, había mucha humedad y los bichos no se hacían ver, salvo estos dos Surucuá que nos deleitaron con su canto por un buen rato. Es cuestión de recorrer un poco el lugar y adentrarse en los montecitos del costado del cementerio para poder ver a estos parientes del Quetzal.
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