Bastante rutinarios con sus desplazamientos elegí un lugar en el cual acomodarme sin molestarlos ya que si se sentían molestos por mi presencia era casi probable que abandonen la tarea y se dediquen a buscar otro lugar.
Siempre actuando con prudencia y manteniendo distancias obtuve estas dos fotos cuando estaban transportando hojas secas de helechos.


Fui tantas veces ya al mismo lugar que los arañeros ya me conocen, y como saben que no los molesto arrojándole piedras o asustándolos de vez en cuando se posan cerca mío y me dejan sacarle una o dos fotos como para que pueda volver a mi casa contento con dos o tres fotos lindas de ellos.


Entre la primera y la última foto de esta entrada transcurrieron casi 50 minutos, tiempo suficiente para una sesión de terapia despejando la cabeza viendo y escuchando pájaros.
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