Una vez apostados en la campiña con el sol a nuestras espaldas la tarea resultó fácil ya que por la cantidad de Jotes que había solo era cuestión de elegir al que se encuentre mas cerca nuestro.



Tan cerca pasaban que no necesitamos los prismáticos para poder apreciar los detalles, los huecos de las fosas nasales se alcanzaban a distinguir a simple vista, verlos utilizar a su favor al viento, apreciar su dinámica de vuelo es un verdadero lujo, poder observar como se mueven las remeras primarias y las timoneras para realizar los virajes es algo indescriptible.
Este lo está mirando a Willy que estaba a mi derecha.

Y este otro está mirándome a mi estando a menos de 10 metros de altura sobre mi cabeza.


Una vista de la Campiña

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