El árbol del fondo del patio siempre me regala oportunidades para sacar algunas fotos en mi casa; unos días atrás una bandada de Pirinchos se posó en el y centré mi atención en el que estaba posado en la parte mas alta haciendo equilibrio en una delgada ramita, gregarios como es habitual en su comportamiento llenaron nuestros oídos con su inconfundible canto durante unos instantes.
Este que fotografié era el último de la bandada unos instantes antes de seguir a sus compañeros.
Última vocalización antes de abandonar el posadero.
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