Los Boyeros se cruzaban volando entre los árboles de ambos lados del camino al igual que las Urracas y algunos Zorzales, como había llevado la Panasonic en el portafolio no intenté fotografiar a estas aves en vuelo debido a las limitaciones de esta cámara y me puse en la tarea de intentar fotografiar a los pijuíes que cantaban en el estrato bajo del monte, en un determinado momento finalizaron los sobrevuelos de las aves que mencioné anteriormente porque un depredador los observaba desde una mayor altura; me subí al auto y lo estacioné bajo la sombra de un árbol del costado de la vereda y gracias a mi escondite tuve la suerte de que el Taguató llegue y se pose en el mismo árbol a pocos metros de distancia, solo tuve que bajar un poco el vidrio del lado del acompañante para obtener estas dos imágenes.


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