Cada vez que vamos con Nico a la Chacra de Don Macena hay que dedicarle por lo menos una hora adentro del monte a la vedete del lugar, la Tovaca siempre está y tal vez se haya dado cuenta de que solo la molestamos unos momentos para sacarle algunas fotografías, entonces ella posa tranquilamente para la cámara mientras que los que bailamos somos nosotros esquivando innumerables ramas y las afiladas púas del caraguatá, las que nos hacen la vida imposible atravesando nuestros pantalones recordándonos en todo momento que allí somos intrusos. Los pinchazos pican, pero que importa si los resultados fotográficos son como estos que obtuvo Javier hace unos meses atrás.
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