El calor hacía que hasta las mosquetas se queden quietas, me resultó bastante inusual el hecho de que este diminuto e inquieto tiránido permanezca perchando en el mismo lugar porque en las oportunidades previas cuando lo fotografié en Santa Ana no se quedaba quieto, este día siendo las 8 y media de la mañana se tornaba prácticamente imposible seguir caminando.
Esta es la única foto que tengo de esta especie fotografiada en el camino al Lodge Don Enrique en El Soberbio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario